miércoles, 1 de agosto de 2012

Comprender el suceso, el fenómeno

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Cada paso que uno da en la vida le hace enfrentarse a multitud de sensaciones, experiencias y, sobre todo, emociones que a veces uno no acierta a explicarse. A veces se siente que cuando uno quiere querer y ama a una persona parece que el temor a perderla, los miedos y las inseguridades bloquean el sentido y sacan las expresiones más intempestivas y desacertadas que parecen reflejar lo que se lleva dentro aparentemente sin solucionar.

Sé que observo, transito mi interior para ver qué pasa con él, pero yerro al ponerme delante de la observación sin haberme colocado simplemente por encima, con perspectiva, fuera de ella, con el objetivo de verla y saber qué me pasa y porqué me pasa (sin olvidar en absoluto el “para qué me pasa”)

Se me queda dentro una amarga sensación de inmovilidad, de involución, al sacar los pensamiento y convertirlos en palabras de la manera más deslucida, y no es mi intención, y se me malinterpreta. Aún así y aprendiendo de lo experimentado, vuelvo a ser consciente de que temo lo que no comprendo, y no comprendo lo que no me atrevo a mirar y observar para que salga de una vez por todas. Porque eso puede conmigo de tal manera que irracionaliza mis pensamientos que duelen al cobrar entidad que tal vez yo mismo les otorgue; porque no comprendo…

Y se sufre porque no obtenemos nuestro sitio que hemos de ocupar, siendo uno mismo el que se coloque en él y no dando el poder a nadie para que lo haga. Pero no comprendo y eso asusta porque no se domina la intensidad con la que uno ha de vivir su propia vida.

Hay quien dice que Comprender pasa por conocer los movimientos psicológicos del individuo y las reglas universales de la convivencia humana. En definitiva son los dos sentidos que conforman la esencia del ser humano: una interna y otra externa. Es decir, que tanto el interior como el exterior deben ser conocidos y comprendidos para erradicar de alguna manera ese sufrimiento que a todos nos toca en alguna medida.

Durante unos días se ha puesto en mi camino una poderosa reflexión ante las vivencias últimas que tratan de que aprenda que es necesario observar cómo son los demás y lo que realmente podemos esperar de ellos, así como introducirme en el interior de mi más profundo yo para ver la trascendencia de mi vida junto a las suyas. Porque cuando entienda estos dos grandes puntos, cuando comprenda su grandeza, cuando “simplemente” comprenda, la voluntad emerge y con ella la acción asumida, firme y clara o, por qué no, el freno para hacer o decir lo que proceda según el contexto.

En definitiva, y cuesta lo suyo, el problema viene de la misma incomprensión del mismo, tengo el problema porque no comprendo el problema,  lo que hace ver que la comprensión requiere energía, una investigación y un compromiso profundos de las leyes sociales y biológicas del individuo. La vía es ponernos en el camino y aunque se caiga y haya errores, estar en ese camino ya es bueno en sí mismo.


Juan José López Nicolás
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martes, 26 de junio de 2012

Pistas para un mejor abordaje y análisis de los problemas.

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Soy consciente de que no hay fórmulas mágicas para la solución de los problemas que se nos presentan en la vida, porque hay tantas formas de abordajes como personas y capacidades existen, pero, no obstante, la actitud adecuada para hacerles frente va a marcar grandes diferencias entre una forma negativa, que nos hace morir en vida porque nos introduce en una gran crisis emocional, y la otra forma positiva, la inteligente emocionalmente, que nos introduce en un estado de verdadera actitud de gestión de estos problemas.

La forma desde la que decida enfrentarme a esas situaciones es la que va a marcar qué camino será el que con más facilidad se va a presentar. Quiero decir con esto que si mi actitud es de profunda tristeza (que tengo derecho total a expresarla y pobre del que no encuentre el espacio y las personas para hacerlo) pero me recreo en ella hasta que me incapacita para reaccionar, me veré abocado en una agonía constante y me introduzco en una espiral en la que tengo difícil salida, además de que cualquier problema lo magnificaré, provocando asimismo una reacción de incapacidad que me hará pensar y verbalizar desde mi interior aquello de “no puedo”…”no sé…” , “la pena me lleva en brazos…”, “no aguanto más…”, etc., etc.
Dentro del proyecto de autoayuda y superación personal y su página web, referenciada al final del post, así como por nuestro interés constante de dar elementos válidos para la reflexión, comparto con vosotros estos datos que a continuación os dejo referente a una de las visiones para poder abordar de una manera adecuada la aparición de problemas en nuestro devenir vital y válido, según mi opinión, para cualquier ciclo evolutivo en el que nos encontremos.
Sé que las opiniones sobre la validez e idoneidad de estos sistemas pueden ser variadísimas, pero de eso se trata: de poder activarnos en la búsqueda de recursos que nos valgan a nosotros mismos en la consecución de nuestros objetivos deseados para vivir de una manera más tranquila, pacífica y eficaz, con nuestro yo interno y con lo que nos relacionamos. El tema está servido.

1. PRIMERA FASE: Definir claramente el problema.

2. SEGUNDA FASE: Búsqueda de opciones.

3. TERCERA FASE: Valorar las opciones y decidir.

4. CUARTA FASE: Aplicar la decisión y revisar los resultados.

 PRIMERA FASE: Definir claramente el problema.

 Para poder solucionar un problema primero hemos de saberlo definir de una forma clara y comprensible para todo el mundo. Cuanto mejor seas capaz de expresar y explicar lo que te ocurre, más acotado y comprendido podrás tener tu problema.
Las siguientes preguntas te ayudarán a este propósito de definir con claridad tu problema:
¿En qué consiste mi problema?
¿Quién tiene el problema? ¿yo sólo o le afecta a más gente?
¿Cuándo comenzó?
¿Cómo se manifiesta en mi vida?
¿De qué manera me afecta?
¿Cuánto me afecta?
¿Qué causas parece que tienen que ocurrir para que se desencadene?
¿A qué áreas de mi vida afecta?

Veamos un ejemplo:
 Marta es una chica que hace estudios universitarios de farmacia, pero desde hace algún tiempo se cuestiona si es realmente la carrera universitaria adecuada para su vocación y capacidades. Veamos cómo puede definirse operativamente su problema al responder a las preguntas de arriba:

 - ¿En qué consiste mi problema?
 - No saber claramente cuál es mi vocación.
 - ¿Quién tiene el problema? ¿yo sólo o le afecta a más gente?
 - Pues yo, pero mis padres también están preocupados por este problema.
 - ¿Cuándo comenzó?
 - En el segundo curso de estudios y coincidiendo con varios suspensos en los exámenes finales.
 - ¿Cómo se manifiesta en mi vida?
 - Tengo serias dificultades a la hora de ponerme a estudiar, me desconcentro y no paro de pensar en cambiar de estudios.
 - ¿De qué manera me afecta?
 - Estoy desanimada, desilusionada y tengo momentos de estar triste y ansiosa.
 - ¿Qué causas parece que tienen que ocurrir para que se desencadene?
 - Cuando estoy en época de exámenes me siento peor, también cuando estoy con gente a la que le va bien en los estudios y tienen claro lo que quieren.
 - ¿A qué áreas de mi vida afecta?
 - Además de a mi rendimiento en los estudios, a las relaciones con la gente, ya que me encuentro desanimada y me apetece menos el relacionarme.

 A partir de esta información podemos definir el problema de Marta de la siguiente manera:
"Tengo que decidir que hago con mis estudios universitarios. El estado actual es que la duda me genera desánimo, desconcentración y pierdo rendimiento en los estudios con lo que me siento más incapaz de continuar y esto además afecta a mis relaciones con los demás"
Como vemos la definición del problema debe exponer de la manera más exacta todos los componentes implicados en el problema. Si se reduce como suele ocurrir con frecuencia a dos opciones (en el caso de Marta, sigo o dejo de estudiar), se restringen las posibles soluciones y se toma una perspectiva demasiado extremista del problema que fuerza una solución entre "blanco o negro".

SEGUNDA FASE: Búsqueda de opciones.
En esta fase deberás hacer un listado exhaustivo de todas las ideas y posibilidades que se te ocurran para solucionar el problema. No elimines ninguna posibilidad de antemano ya tendrás tiempo en la siguiente fase de ir descartando todas aquellas que no te resulten viables.
Lo que si debes tener muy en cuenta a la hora de generar tus ideas es que éstas sean concretas y viables, y no abstractas y poco realizables. Por ejemplo, en el caso de Marta no es correcto poner como opción el "reflexionaré sobre ello", o "me iré a estudiar otra carrera a Inglaterra", la primera por abstracta y la segunda por inviable.

Para localizar nuevas alternativas estos consejos te pueden ser de ayuda:
1. IMAGINA como resolvería este problema una persona que tenga aquellas cualidades que a ti te gustan. También te lo puedes imaginar de ti mismo (¡la imaginación es libre y no tiene limites!) resolviendo ese dilema de manera satisfactoria. Para estos fines puedes ayudarte de las técnicas de imaginación descritas en la página de Aprende a Relajarte.
2. RECUERDA aquellas veces que has solucionado problemas parecidos de manera satisfactoria y aplica la fórmula empleada a esta situación.
3. COMBINA ideas de las alternativas que se te ocurran actualmente o del pasado.

Veamos en el ejemplo de Marta las alternativas que se le ocurren:
1. Esperar que termine el actual curso para dejar esta carrera y mientras tanto ir examinando nuevas posibilidades de estudio o trabajo.
2. Darme un periodo de tiempo hasta final del presente curso para esforzarme en mejorar.
3. Pedir asesoramiento a otras personas: psicólogo, profesores, familiares y compañeros.
4. Tomarme un tiempo de descanso antes de tomar una decisión.
5. Seguir en los estudios tal y como voy y simplemente continuar hasta donde llegue.
6. Opciones 2 + 3. Darme un periodo de tiempo hasta final de curso donde intento mejorar con ayuda profesional psicológica y asesoramiento de los profesores.

Cuantas más alternativas se generen más posibilidades se abren y más capacidad de acierto en la elección, ya que se tienen en cuentan todos los puntos medios que hay entre dos opciones extremas.

TERCERA FASE: Valorar las opciones y decidir.
Ahora deberás examinar cuidadosamente cada una de las alternativas generadas para poder decidir cuál es la que más te conviene. Para este fin deberás ir analizando una a una cada opción y evaluando los pros y contras que cada opción tiene. Todo esto lo deberás hacer por escrito para que tus ideas las puedas ordenar correctamente.
Veamos en el ejemplo de Marta su valoración de ventajas y desventajas de una de sus alternativas:
Alternativa 1: Esperar que termine el actual curso para dejar esta carrera y mientras tanto ir examinando nuevas posibilidades de estudio o trabajo.

VENTAJAS / DESVENTAJAS
1. No tengo que dejar ahora mismo el curso
2. Sigo con mi actividad normal de estudiante sin tener que quedarme sin hacer nada.
3. Aflojo el ritmo de estudio y me puedo sentir menos estresada.
4. Tengo más tiempo para hacer otras cosas.
5. Puedo investigar con tranquilidad nuevas opciones para mi futuro.
6. No me siento culpable de haber tomada una decisión equivocada hasta que lo tenga que hacer cuando termine el curso.
1. Es posible que al final ni estudie ni busque nuevas posibilidades.
2. El problema no se resuelve sino que queda pospuesto a fin de curso.
3. Es posible que me ponga más estresada si veo que asisto a clase pero mi rendimiento sea inferior.
4. Voy a tener la impresión que todos van hacia adelante en los estudios y yo voy para atrás.

Con este trabajo de analizar y escribir las ventajas y desventajas de cada alternativa, en la mayoría de los casos, te podrás clarificar bastante, pero si aún así no lo tienes claro puedes pasar a valorar numéricamente de 0 a 10 cada una de las ventajas y desventajas.

Veamos en el ejemplo anterior que valoración hace Marta de las ventajas y las desventajas:
Alternativa 1: Esperar que termine el actual curso para dejar esta carrera y mientras tanto ir examinando nuevas posibilidades de estudio o trabajo.

VENTAJAS DESVENTAJAS
1. No tengo que dejar ahora mismo el curso. 3
2. Sigo con mi actividad normal de estudiante sin tener que quedarme sin hacer nada. 3
3. Aflojo el ritmo de estudio y me puedo sentir menos estresada. 4
4. Tengo más tiempo para hacer otras cosas. 4
5. Puedo investigar con tranquilidad nuevas opciones para mi futuro. 7
6. No me siento culpable de haber tomada una decisión equivocada hasta que lo tenga que hacer cuando termine el curso. 2
1. Es posible que al final ni estudie ni busque nuevas posibilidades. 8
2. El problema no se resuelve sino que queda pospuesto a fin de curso. 9
3. Es posible que me ponga más estresada si veo que asisto a clase pero mi rendimiento sea inferior. 8
4. Voy a tener la impresión que todos van hacia adelante en los estudios y yo voy para atrás. 7

VALORACIÓN TOTAL DE LAS VENTAJAS = 23 VALORACIÓN DE LAS DESVENTAJAS = 32
PUNTUACIÓN TOTAL = 23 - 32 = -9

Como podrás comprobar en el ejemplo, Marta valoró mucho más a las desventajas, que a pesar de ser menos en número, su valoración era 9 puntos superior a la de las ventajas, por lo que quedaba claro que no era una alternativa positiva.

Cuando hagas estas valoraciones con todas las alternativas llegarás a un resultado final donde habrá una alternativa que tendrá mayor puntuación positiva o en su defecto, menor puntuación negativa. Esta es la alternativa que deberás elegir.

En el ejemplo de Marta, la alternativa con valoración numérica más positiva es la alternativa 6 (darme un periodo de tiempo hasta final de curso donde intento mejorar con ayuda profesional psicológica y asesoramiento de los profesores).

CUARTA FASE: Aplicar la solución y revisar los resultados.
Una vez tomada la decisión tenemos que hacerla práctica y operativa. Esto quiere decir que el simplemente tener claro cuál es la alternativa más adecuada no es suficiente, ya que una buena intención, un buen proyecto, con facilidad se queda malogrado en la medida que la persona no sabe ponerlo en práctica.
Para ponerla en práctica deberás hacer un plan por escrito donde anotes qué tienes que hacer, cómo lo vas a hacer, a quién te tienes que dirigir o quién te puede ayudar, cuándo lo vas a comenzar y cuánto te va a costar (en dinero o en esfuerzo). En definitiva, establecer un guión minucioso para llevar a cabo. Para este fin te pueden ser muy útiles las técnicas descritas en Afronta los Problemas y Desarrolla tu Asertividad.

Una vez puesta en práctica la decisión tomada habrás de revisar los resultados esperando un cierto tiempo dependiendo de las características más inmediatas o más distanciadas en el tiempo del problema. Si los resultados van siendo satisfactorios, alégrate y disfruta con ellos, has conseguido escoger un camino positivo ante el problema, si por el contrario los resultados no son satisfactorios habrás de revisar todo el esquema que has seguido hasta ahora pero en sentido inverso haciendo las siguientes preguntas para definir mejor donde has tenido el problema:

FASE PREGUNTAS
Fase 4: Aplicar la decisión • ¿Está bien aplicada la elección?
• ¿He hecho un buen plan de puesta en práctica?
• ¿Se han dado circunstancias ajenas que han dificultado la aplicación de la decisión?
Fase 3: Valorar las opciones y decidir. • ¿He tenido en cuenta todas las ventajas e inconvenientes?
• ¿He valorado de manera poco realista las opciones?
Fase 2: Búsqueda de opciones. • ¿He seleccionado todas las alternativas posibles?
• ¿He combinado mal algunas alternativas?
• ¿Debería haber combinado alternativas y no lo he hecho?
Fase 1: Definir claramente el problema. • ¿Hice una definición del problema diferente al problema real?
• ¿Realmente es un problema?
• ¿Quiero resolver de verdad este problema?
• ¿De alguna manera me gusta o interesa seguir teniendo este problema en mi vida?

Lo más importante en toda esta estrategia de solución de problemas es que aprendas este método, ya que no siempre se pueden solucionar los problemas que la vida nos trae, pero si podemos hacer que las consecuencias negativas de un problema sean menores, o que las consecuencias positivas de una buena elección sean más satisfactorias.

Utiliza este procedimiento todas las veces que te encuentres con la necesidad de tomar decisiones ya que con la práctica asidua podrás comprobar como cada vez te resulta más fácil y sencillo escoger el camino de menor riesgo en las situaciones de conflicto.

Datos extraídos de
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lunes, 4 de junio de 2012

Tormento no asertivo de un sufrimiento.

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Todos atendemos a razones emocionales que eliminan nuestra propia fuerza de la razón por no querer hacer daño a alguien a quien queremos, o tenemos afecto, o simplemente nos cae bien. Caemos en la quietud de acción sacrificando nuestro bienestar por el de esa otra persona que nos ensombrece, pero lo queremos, nos adultera el alma, pero le queremos, nos enlentece las ganas de vivir y nos quita el aire, pero no nos permitimos hacerle daño, porque va a sufrir.

Va a sufrir porque necesito decirle que no estoy bien así y necesito espacio, sentirme sola conmigo misma y con mi vida. Necesito equivocarme y aprender de estas lecciones vitales que son los fallos que cometo, he cometido y cometeré. Va a sufrir porque necesito sentirme libre y no con esta dependencia que me adormece el alma por saborear la sensación de que no puedo ser en mí misma. ¡Sé que va a sufrir!, pero yo no me expreso…, sufro yo porque no sufra él…Pero no tengo valor para verlo destrozado…porque va a sufrir, ya que detecto una dependencia emocional tan grande (yo también la tengo) que hasta me ha dicho alguna vez, “ámame…, quiero que me quieras.”, ¡como si el amor se tuviera que pedir u obligar a dar!

Con estos sentimientos que tengo sé que me inmovilizo y no pienso para nada en mí, ¿qué hacer, Dios mío?
No puedo dejar de sentirme sin sentir que soy algo más que una mera acompañante para satisfacer las necesidades emocionales y afectivas de alguien que no deja de ser, al mismo tiempo, víctima y verdugo; no deja de ser el protagonista de un juego que se enmaraña con las definiciones de la vida para participar con plena conciencia, pero jugando sólo, sin nadie, a veces, sin red…

Sé que se frustra y aquí estoy yo, sé que se enfada, y aquí estoy yo, sé que piensa en ser feliz y aquí estoy yo para darle sus más altos beneficios que enmarquen su vida en la felicidad que no sabe crearse por él mismo. Pero al final me necesita para poder ser, negando la verdadera realidad porque nada ni nadie puede ser en otro sin ser primero en uno mismo.

Hoy he consultado con alguien y me ha descubierto una nueva identidad propia enlucida en unas palabras que al principio no he entendido: Asertividad y plena conciencia de mí misma.

La verdad es que doy gracias por haber sido consciente de mi propio dolor que ha hecho que me mueva para poder cambiar, no sin un gran trabajo interior, todo lo que alrededor no me gusta, todo lo que ensombrece mi vida porque, y me lo han repetido hasta la saciedad, yo soy la artífice, la protagonista de mi propia vida, y que aún estando llena de responsabilidades que se aceptan integradas, no puedo decir sí a aquello que anule mi propia voluntad de ser, sentir y vivir. No puedo negociar mis derechos inalienables, pese a quien pese; pero esto hay que aprenderlo, hay que interiorizarlo hasta un nivel profundo, formando parte de la intimidad de tu propia piel.

Si pienso detenidamente podré lograr ver y percibir que las experiencias emocionales nos ayudan muy a menudo a dotar de sentido y a dirigir nuestra vida, porque sin ellas, seguramente, nuestra existencia consistiría en algo así como ver la vida pasar desde la indiferencia y la pasividad. Y me he dado cuenta que no puedo negarme a las emociones, no puedo ponerme una coraza y negarlas, ya que a veces pienso que las emociones no se eligen, simplemente se sienten, pero si aprendo a hacerlo de la forma adecuada, con conciencia, con inteligencia…,con ayuda, lograré que lo que alguna vez me aturde al negarme, al ofrecer resistencia a experimentarlas, no suceda y me dé la oportunidad para no acabar añadiendo aún más estrés a la situación.

¡He decidido empezar un cambio en mi vida! porque en estas sesiones de Orientación he aprendido que es muy común que las personas que se sienten incomprendidas, ignoradas y manipuladas acumulan tal frustración que llegan a unas consecuencias negativas a corto y largo plazo, además de generar una baja autoestima, siendo habitual que acaben “estallando” en un desajuste emocional importante. Y yo no quiero esto…, no quiero más de lo mismo.

¡Menos mal que he llegado a tiempo para ordenar mi vida!


Juan José López Nicolás
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lunes, 28 de mayo de 2012

El amor, el individuo y la pareja.

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Hemos tenido recientemente una consulta con una pareja que nos preguntaba por qué si se querían tanto estaban teniendo una serie de problemas complicados en su relación. Llevaban 7 años casados, dos hijos y no sabían qué estaba pasando para que los conflictos hubieran anidado en ellos.

A raíz de esta consulta y viendo que el problema latente era el tipo de vida que habían llevado hasta ahora juntos, (pero bastante dependientes; juntos pero no enriqueciéndose de la propia vida) quisimos ilustrar la contestación con una vieja leyenda india. Y espero que a cada lector le dé un buen motivo para reflexionar, como siempre.

Cuenta esta historia que una vez hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

“Nos amamos - empezó el joven- Y nos vamos a casar - dijo ella- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán; algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte. Por favor- repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra. Hay algo... -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé....es una tarea muy difícil y sacrificada. No importa- dijeron los dos -Lo que sea- ratificó Toro Bravo.

- Bien - dijo el brujo -, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste? La joven asintió en silencio. Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...Salgan ahora.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur...El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas… Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo- Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora?- preguntó el joven- ¿lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?- No- dijo el viejo- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? - propuso la joven - No- repitió el viejo.

Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero...Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres. El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, "vuelen juntos pero jamás atados".

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lunes, 16 de abril de 2012

Objetivos como Orientador familiar

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En ocasiones se nos dice que un terapeuta, un orientador, un psicólogo, pueden hacer perder la libertad de la persona y dirigir su vida como si de una marioneta fuera, ya que las voluntades, los problemas y las emociones de una persona que acude a que le ayuden, no pasan por sus mejores momentos. Es capaz de creer que necesita al terapeuta para dar cada paso que necesita en su vida y tomar las decisiones que debe tomar. Pero yo niego rotundamente este pensamiento, esta actitud, o por lo menos no debería ser así, ya que el Orientador no debe ser otra cosa que un facilitador, alguien que alumbra un camino para que el cliente marche por sus medios, se reubique y vea luz “al final del principio de su camino”.

Nada puede seguir eternamente de igual manera siendo útil, si cambian las cosas a nuestro alrededor. Es decir, que si las cosas cambian y nosotros no cambiamos, ¡mala cosa!, o por lo menos, adaptación. Bajo esta premisa, y esto sucede en nuestro ámbito continuamente, el Orientador debe ser ese facilitador de cambios, un profesional que sepa leer entrelíneas las necesidades del cliente que se van infiriendo del relato de su propia vida e inquietudes en las sesiones que se mantengan.

Se hace de reeducador para que el agobio desaparezca y tratar los problemas con comprensión, empatía y no sin una pizca de enfrentamiento a las situaciones que perpetúan sensaciones afectivas dolorosas. Si somos orientadores debemos orientar, hacer conducir hacia el objetivo principal de volver a ver la luz y volver a caminar ante la vida con la actitud necesaria. Y no podemos olvidar que también somos acompañantes en momentos dolorosos, enfrentando al paciente con él mismo y con sus propias limitaciones, a veces, intentado bajar el nivel emocional para que sea posible la escucha y la comunicación eficaz en ambas direcciones, tanto entre los miembros del sistema familiar como entre clientes y Orientador.

Por todo lo antedicho, el Orientador familiar también va a intentar ajustar los malentendidos que provocan las heridas que alejan a las personas por una comunicación inexistente o ineficaz, intentando aliviar cargas y reforzar las relaciones frágiles para rescatar un trato comunicacional asertivo y coherente, que vaya más allá de las consecuencias obvias relacionadas con la ansiedad y la culpa. Y una de las claves va a consistir en no permitir que las circunstancias externas nos marquen un ritmo estéril que nada tenga que ver con los nuestros, con los internos, tanto los personales como los de pareja, es decir, aquellos que nos son trascendentales.

La pretensión no es otra que hacer recuperar sus propias capacidades, el equilibrio y dotar de recursos perdidos, olvidados, o adquirir nuevas habilidades para adaptarse a las circunstancias vitales de cada ciclo evolutivo que la persona necesita. Es, en definitiva, ayudar a ver la forma de que sean autosuficientes para direccionar de una manera organizada e integrada los planteamientos que piden ser cambiados o matizados, porque todo no vale siempre, y merece la pena conservar lo que queremos en nuestra vida, sabiendo introducir de la forma adecuada los cambios necesarios para vivir y sentir que, en la medida que se puede, somos los verdaderos artífices de nuestra vida.

Juan José López Nicolás
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viernes, 16 de marzo de 2012

La ansiedad infantil a reflexión.

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Nos hemos encontrado en varias ocasiones que los padres nos consultan sobre el nerviosismo de los hijos, su intranquilidad, etc. y nuestra respuesta, a priori, casi siempre, nunca satisface plenamente porque contradice la creencia que los progenitores tienen al respecto. Cierto es que cuando estás dentro del “círculo” se hace más difícil ver las cosas con perspectiva, y la focalización de los problemas impiden ver el amplio espectro de síntomas que intervienen en la sobrevenida de las circunstancias que acompañan las situaciones que inoculan estrés en los niños.

La verdad es que vemos a nuestros hijos como si una pieza de nuestra propia vida se tratara (¿lo son realmente?) y no vemos que son individuos autónomos, con sus propias escalas de valores, sus propias características y distintos a nosotros, razones por las que sus propias escalas de valores salen para interpretar las vivencias que ellos mismos viven y sienten desde su interior propio, particular e individual. Las cosas no afectan a todos por igual y ellos son personas, que, aun dependiendo de momento de nosotros, no ven el mundo por nuestros ojos, sino por los suyos. No ven el mundo, sino su mundo, y nuestro error, natural, es querer que lo vean con nuestros ojos y sientan exactamente las cosas como nosotros las sentimos.

Si estamos de acuerdo con este preámbulo, es fácil colegir que nuestra forma de ser, de vivir los acontecimientos, afectan sobremanera a nuestros hijos, por lo que es conveniente observar qué les está afectando de lo que a nosotros, los adultos, nos está pasando en nuestra propia vida. Nuestras reacciones, nuestros gritos, nuestras penas, nuestras lágrimas, son advertidas por ellos y “no suelen entender nada” porque no les explicamos nada, así que su vida se ve afectada emocionalmente por lo que creen en muchas ocasiones que van a perder. Tal vez no hablemos con nuestros hijos lo suficiente (dependiendo de las edades acondicionaremos nuestro discurso), pero lo necesitan y no debemos escamotearles lo que ellos creen ver sin darles una explicación que puedan entender, sea lo que sea, y en definitiva, les tranquilice en mayor o menor medida.

¿Qué hacer en casa? ¿Qué está a nuestro alcance?

•Trata de visualizar las situaciones en que el niño se pone más inquieto o ansioso.
•Cuando puedas ver un patrón trata de cambiar la situación para ver si logras controlar la ansiedad del niño.
•Trata de ser equitativo con todos tus hijos y prestarle atención a todos por igual.
•La comunicación es muy importante y no gritar a pesar de que la situación se torne complicada, es bueno siempre mantener la calma ya que si te pones ansioso le sumas más ansiedad a la situación.
•Explicarle cualquier cambio que suceda en la familia es muy importante, los niños lo pueden entender todo si se les habla de forma adecuada.
•Consultar siempre con los educadores donde tu hijo asiste para identificar posibles situaciones que generen ansiedad.
•Tratar de educar a tu hijo para que la frustración sea una parte aceptada de la realidad, ya que cuando lo aprenda y tenga fracasos como todos, la sensación de ansiedad será menor y tendrá mayor capacidad para aprender de los errores o de situaciones en las que el deseo se ve frustrado. Esto lo puedes hacer no cubriendo inmediatamente una necesidad que tu hijo manifieste, sino que primero trata que lo resuelva por sí mismo.
•Esta es una buena forma de poner límites sin tener que realizar prohibiciones autoritarias dentro de lo razonable para tratar de fomentarle confianza en sí mismo al otorgarle espacio para su autonomía, más allá de tus miedos “naturales” como padre o madre.

Ya sabéis, ante cualquier duda o aportación a este artículo, podéis, como siempre dirigiros a nuestro correo electrónico o dejar vuestro comentario, opinión o reflexión.

Juan José López Nicolás
Bibliografía: www.innatia.com
www.psicoarea.com
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lunes, 13 de febrero de 2012

Búsqueda interna y camino

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“La muerte de Whitney Houston me recuerda lo que sucede cuando una persona se pierde en la búsqueda de sí misma. Cada uno de nosotros bajamos a los infiernos de lo que consideramos nuestros propios fracasos, o ascendemos al Olimpo de aciertos y éxitos, queriendo encontrar respuestas.”

Así comienza Graciela Large un artículo nuevo esta semana en su página y a mí me hace reflexionar al mismo tiempo sobre el tema de la autoexploración, la crisis, los problemas, el yo y los demás…en definitiva, la eterna búsqueda hacia fuera de lo que irremediablemente somos desde dentro.

Solemos decir que no nos encontramos a nosotros mismo (¿pero somos conscientes de ello en realidad?) cuando estamos más perdidos que nunca en nuestro caminar ante la vida, ante sucesos que nos están hiriendo, ante vivencias naturales, que corresponden a nuestro natural ciclo de vida,…pero jamás hacemos lo que nos aconsejan profesionales, la misma vida con sus lecciones y aprendizajes (que casi no vemos por no prestar atención), lo que sabemos que hemos de hacer, porque nuestra inercia de pérdida sigue anclada en nosotros y estamos en un círculo de búsqueda sin ver la otra cara de la moneda, la otra cara del espejo, la otra parte de nuestra sombra que nos pertenece y nos hace ser nosotros mismos en nuestra realidad.

Pero lo bueno es que a veces tenemos consciencia de este estado y nos disponemos a luchar por tocar el cielo dentro de la misma tierra porque esta sombra interna de nuestro mismo yo nos puede dar luz para que nuestro propio proceso lo podamos traer hacia nuestro consciente humano y así, si logramos ser honestos con nosotros mismos y no nos autosaboteamos (en esto somos grandes especialistas, siempre tenemos una excusa para no hacer) logramos ver el principio del hilo cuando hemos decidido cortar ese círculo vicioso que nos aprisiona hasta ahogarnos y decidir, a veces, hacer cosas que a nadie se le ocurrirían, a priori.

Siempre tenemos la opción de seguir como estamos o la de optar por un cambio adecuado a las circunstancias y no exento de poner toda la conciencia en que los hechos que nos acontecen son totalmente nuestros, tanto los positivos como los negativos, y no hacen otra cosa que enseñarnos, mostrarnos caminos que nos empecinamos en retorcer, cuando si vemos con distintos ojos, los problemas, las crisis, pueden ser oportunidades de aprendizaje que solo va a depender su solución de la disposición personal y de la evolución que llevemos aparejada como seres que tienden hacia un equilibrio propio.

Dice G. Large, abundando más en esta reflexión que “Ser consecuente con esa realidad nos permite sentir el dolor, y no obstante, dejar de sufrir. Este último enmaraña la búsqueda, desbordando las emociones y entrampando la consciencia para creernos que somos impotentes ante lo que sucede. Salir de ese círculo pasa por admitir que estás donde quieres estar, y sólo tu ignorancia o la valoración negativa que haces de lo que pasa te llevan a reprimir la alegría, esa que es necesaria para tomar decisiones que tomen el pulso a los retos y podamos dejar de ignorar las consecuencias que tiene un proceso. Sobre todo que deje de ser algo ajeno a nosotros. Arrojar luz a un proceso depende de querer mirar lo que llevamos en nuestra propia maleta…” y no querer justificarnos observando las miserias que llevan otros en las suyas, pretextando esta observación para no hacer, no andar, no dar el primer paso y cambiar lo que es necesario cambiar, -aporto yo- para llegar a nuestra homeostasis deseada. No puedo dejar de recordar lo que en este blog no hemos parado de decir muchas veces: "Cuando cambio yo, cambia mi universo."

Y al final, si somos capaces de enfrentarnos con nuestra propia evolución, nuestra propia sombra frente al espejo, nuestros aprendizajes, sucede lo que termina por decir en su artículo la Dra. Large: "La tristeza nos supera a falta de preguntas que nos ayuden a encontrar el sentido y a ver las consecuencias inmediatas de un estado de parálisis emocional. La búsqueda de sí mismo pasa por tirar de ese hilo que permite dejar de engañarnos con la desesperación."

Juan José López Nicolás
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